La rigurosidad cronológica indica que ya pasaron más de 60 días, porque en ese tiempo se corría en marzo la fecha mundial que fundamentó la presencia mundial del argentino.
Jorge ya se había mostrado internacionalmente en el Codasur de un año antes, formando equipo con Jean Ragnotti con los Alpine de Renault. Su talento había convencido.
De la mano del Lole Reutemann inició las gestiones que primero lo habían llevado a confirmar un Datsun 160J de la escuadra de Andrew Dawson y que finalmente lo ubicaron como compañero de equipo de Ari Vatanen y Hannu Mikkola con los Escort de David Sutton.
Su inclusión junto a dos monstruos de ese tiempo parecía imposible. Sutton era el depositario de la actividad deportiva oficial de Ford a partir de ese año y Recalde era uno de ellos, con la desventaja de utilizar los neumáticos que los dos grandes dejaban.
La gran batalla del primer día se entabló entre Walter Rohrl y Markku Alen con los Fiat 131 oficiales y en los 42 kilómetros del infierno verde de Arganil, Recalde quedaría como el único defensor del equipo inglés.
En la misma curva, Vatanen y Mikkola se saldrían del camino (foto) para luego sumarse Anders Kullag y Jochi Kleint.
El de Mina Clavero recibió la orden de llegar y así lo hizo en el 8vo. lugar general que abrió las puertas para que 60 días más tarde, liderara parciales en el Acrópolis griego y convenciera a los germanos de Mercedes Benz para incluírlo entre sus pilotos.
Jorge había estampado en Portugal su sello personal y en tierras griegas ratificado que estaba para cosas mayores... muchas de esas que por suerte tuvimos la fortuna de vivir y que consolidaron al rally en tierras americanas.